Esto te habrá pasado siempre en las primeras veces que haces algo.
Este mail no va de estrés.
Va de arrogancia.
De la arrogancia de querer optimizar lo que todavía no entiendes.
Mira que lo he dicho veces, pero aún así ya sabes…
Uno cae en su misma trampa.
El otro día lo viví en una obra que supervisaba por primera vez.
Todo estaba preparado… o eso creía yo.
Días antes coordinado, todo planificado: materiales, trabajadores, fechas, disponibilidades.
Y una mierda.
Empezaron a llegar los imprevistos.
Uno tras otro.
Parecía el gordo de Matilda con el pastel de chocolate.
Me las estaba tragando todas.
Todas las cagadas e imprevistos que iban surgiendo.
Muros mal construidos.
Materiales imposibles.
Decisiones técnicas que tenía que tomar sin tener ni la experiencia ni el conocimiento.
Llamadas, mails y whatsapps que entraban de clientes sin parar.
Lunes, imagínate…
¿La verdad?
Parecía que iba de culo, pero tampoco podía haberlo planificado mejor.
Porque aún no tenía el aprendizaje que me permitía planificar con criterio.
Mi error no fue no prever los problemas.
Nadie es adivino. Si lo fuera no estaría aquí.
Fue no dejar margen para que aparecieran.
Fue querer hacerlo perfecto… la primera vez.
Y ahí va la idea con la que quiero que te quedes:
→ Si estás haciendo algo nuevo, deja margen.
→ Bloquea más tiempo del que crees que necesitas.
→ Acepta que la primera vez es para aprender, no para optimizar.
→ Y sobre todo: no dejes que una mala ejecución te haga dudar de tu capacidad de que la calidad o el precio deberían haber sido diferentes. Mantén tus estándares.
¿Cuál fue la última vez que te exigiste resultados… sin tener aún el mapa?
¿Te ha pasado que has metido la pata como esto alguna vez?
Respóndeme a este mail y cuéntamelo.
Quizá no te falten ganas. Solo experiencia.
"Acepta que la primera vez es para aprender, no para optimizar", qué manera de resumir lo que voy de 2025.
Un abrazo, compi querido ❤️